miércoles, 14 de septiembre de 2011

cuento de hadas

El mar se mide por olas
El cielo por alas,
Nosotros por lágrimas

A mí me enseñaron que la princesa siempre terminan con su príncipe azul. Nos enseñaron de chiquitas que somos una princesas que merecemos siempre lo mejor, pero se les pasó el pequeño detalle de que no todo sucede así de fácil, se tiene que caer muchas veces antes de lograrlo.
Debemos partir de que yo no soy una princesa ni él es un príncipe, sólo somos dos personas comunes y corrientes que quisimos jugar al cuento de hadas. Empezamos así tal cual, como el príncipe y la princesa todo muy bonito yo trataba de ser perfecta y él lo era, guapo guapo(aún es guapo) besos y sonrisas, pura cosa bonita pues. Un día no tan lejano al que decidimos meternos en este cuento nos damos cuenta de que él ni es tan príncipe ni yo tan princesa, vivir nuestro cuento no es tan fácil.
Traté de meterme en un cuento de hadas que no existió ni puede ser posible, malditos clichés. Él es humano y yo lo soy aún más, por lo tanto erramos, peleamos, lastimamos.
Vaivén de emociones, yo le veo tan guapo y el me ve tan humana. Somos tan distintos y a la vez tan parecidos que me hace quererle tanto. La aferrada me dicen, quisiese tener nuestro final feliz, por que aunque de la realeza no seamos sé que tendremos nuestro final feliz con tres plebeyitos, un perro y muchas letras, ahora sólo queda esperar.


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