domingo, 25 de noviembre de 2012

C´est la vie

¡Ay! tantos cambios, tantos ciclos. Hago tarea, tomo café y escucho a Kings of Convenience y pienso en lo que se suponía que debía de ser mi vida ahora. Tanto que planeé, planeamos y hoy no existe nada. Los planes futuros no lo incluyen y eso no duele, no pesa pero sí es motivo de reflexión. Es increíble cómo dos personas pueden querer algo con todo el corazón y al final pasa algo ¿qué es? no sé pero hay algo que de pronto ¡pum! explota y lastima.

De verdad agradezco lo que está pasando en mi vida, amo con todo el corazón ser quien y cómo soy. Me reconozco capaz de muchas cosas que jamás hubiese imaginado. En las últimas semanas me he dado cuenta que las lágrimas ya no fluyen como antes, llorar me es difícil y a veces es terrible retener las lágrimas. Pero cuando salen es una sensación tan honesta y liberadora. He aprendido a llorar por cosas que valen la pena como la alegría de ver a alguien o el escuchar una canción hermosa; llorar porque las sonrisas no me son suficientes. Aprendí que no merece la pena llorar por quien hace daño.

Hace unos días escribí un cuento. Uno que hablaba de una espalda llena de lunares, de las formas que se iban haciendo con ellos y las infinitas posibilidades que habitaban allí. Uno que hablaba de la palabra jamás y allí escribí "he deseado tantas veces que el jamás sea cierto ; pero yo, yo tampoco puedo asegurarlo".




1 comentario:

  1. Decir que esto es "humanamente hermoso" sería como trastocar tu vivencia nostálgica y convertirla en un pretexto para escribir, sin embargo, creo que aquí la escritura es el pretexto para derramar tu corazón y mostrar tu rostro tal como está: con el sello de una lágrima que te hace madurar

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