lunes, 12 de noviembre de 2012

El pasado pisándome los talones.

Nunca se acaba de ir porque yo nunca acabo de llegar. Y si nunca termino de llegar es porque él se encargó de alejarme lo suficiente. Dejé tantos prejuicios, tantos miedos de lado pero él se encargó en darme uno y mil miedos más, una razón para hacerme a un lado. A veces el pasado te persigue y otras veces lo buscas, en mi caso; por desgracia, sucedieron ambas cosas. La vida se ríe de mí, me lleva a situaciones las cuales jamás imaginé y fue así que años después se me terminó de caer la venda, porque los viejos trucos nunca mueren y a pesar de creerme gran conocedora de ellos fui una víctima.

Decepcionarme poco a poco de alguien que quise tanto y me hizo tanto daño es terrible a pesar de que el amor ya no esté; o tal vez sí, como me decía hoy alguien "el amor tiene tantos escenarios" y tal vez es así y tiene distintas maneras de manifestarse. Me enfrenté al pasado sabiendo que nunca volverá a ser presente y aún así recibí tantas mentiras, por eso tengo este dolor que no puedo callar, que no se puede sedar. Duele tener un manojo de dudas, de reclamos y sólo tragarlas porque sé que no voy a llegar a ningún lado y sólo obtendré excusas y más mentiras por respuestas. Ya lo dijo bien él, esta historia terminó hoy y lo agradezco, no podría aguantar una mentira más, no podría aguantar más letras hermosas con sabor a falacia.

Sé que esto pasará rápido porque no me duele él, me duele el engaño y sobre todo porque soy de las mujeres que como girasol, siempre está buscando la luz.




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