miércoles, 21 de noviembre de 2012

Reconocer lo que a uno le duele.

Últimamente he estado jugando a un rol de ser siempre la fuerte. Es muy cierto que las experiencias golpean y hacen más fuerte, soy más fuerte; eso sin duda pero a veces también tengo que poner un alto y reconocer lo que siento. Mi corazón se emocionó, pensó y soñó con que tal vez podía volver a sentirse pleno con alguien, lo sintió, lo vivió y fue feliz durante algunos días, semanas. Cuando de pronto todo ¡pum! se desvaneció, no sé en qué momento ni sé con exactitud la razón, lo que sí sé es que aunque a veces el dolorcito quería salir yo lo frenaba y no hay peor cosa que hacer eso. Por eso, justo por eso es que escribo, porque la única manera de sacar lo que se siente; al menos para mí, es escribiendo. Ayer me di cuenta que sí me dolió, que sí me lastimó, que aunque jamás podría dejarme caer de nuevo sí me di un tropezón. Para mi suerte no estaba enamorada, estaba ilusionada así que ya pasó. Es sólo que reconocer que algo sí dolió no me hace débil, me hacen humana.

Una vez más reitero el compromiso que me hice hace tiempo Facta non verba, porque las palabras joden, me han jodido las palabras de otros.Cambios, cambios, ciclos, nuevas personas, nuevas vidas, nuevos vientos, nuevos proyectos. Pensé en declarar mi corazón fuera de servicio, en cerrarme completamente a lo que pudiese llegar pero pensándolo bien y como dice el buen Jorge Drexler "... ya está en el aire girando mi moneda y que sea lo que sea..."



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